Vaginismo

 

¿Qué es el vaginismo?

El vaginismo es la imposibilidad de realizar el acto sexual, debido a la contracción involuntaria de los músculos del tercio inferior de la vagina.
En algunos casos, las mujeres que padecen vaginismo pueden gozar de los juegos sexuales, e incluso alcanzar el orgasmo siempre que no se produzca coito.

  • Vaginismo primario: Ocurre cuando una mujer nunca ha sido capaz de tener relaciones sexuales o lograr cualquier tipo de penetración. Es comúnmente descubierta en las adolescentes y mujeres en su veintena, pues es cuando la mujer intenta el uso detampones, tener relaciones sexuales o cuando va al médico para practicarse una prueba de Papanicolaou. Una mujer puede tener vaginismo y no darse cuenta de que lo tiene hasta el momento en que intenta tener una penetración vaginal. Probablemente puede pensar que la penetración debe de ser naturalmente sencilla o puede que lo ignore debido a su condición.
  • Vaginismo secundario: Ocurre cuando una mujer que previamente ha sido capaz de lograr la penetración vaginal normalmente, de repente se siente incapaz de ello. Esto puede ser por causas físicas -infecciones vaginales, trauma durante el parto, secuelas tras cirugía ginecológica, etc.- o por causas psicológicas. El tratamiento para este tipo es el mismo que para el primario, sin embargo, en estos casos, el hecho de que previamente se haya podido lograr una penetración de forma satisfactoria es un factor que predispone a que la afección se pueda solucionar con mayor rapidez.

Entre las causas del vaginismo son las psicológicas las más abundantes. La desinformación sexual o falta de comunicación, que conducen al miedo o temor; experiencias traumáticas (violaciones, abusos sexuales, miedo al embarazo, temor a contraer enfermedades de transmisión sexual, etc.)

¿Cómo se soluciona?

Es recomendable que cuando las personas sufren algún tipo  de problema de esta índole, no se sientan avergonzadas y acudan a la consulta de sexología. La solución es más fácil y rápida cuando el problema es reciente. La terapia que se lleva a cabo se realiza generalmente a nivel de pareja.
Es necesario e imprescindible el seguimiento por parte de un sexoterapéuta para lograr el éxito en el tratamiento.
Todas las disfunciones sexuales femeninas tienen tratamiento, con una eficacia del 95%.

Tratamientos efectivos:

  • Método de la hipno-desensibilización
    Este tratamiento es el que ofrece mejores resultados para aquellos vaginismos causados por miedos, fobias o sentimientos de culpabilidad. Éste, utiliza la hipnosis, pues esta comprobado que la relajación reduce la ansiedad. Antes de su inicio, el médico hará un informe en el cual quedará reflejado todos los miedos que angustian a la mujer. Posteriormente, y siempre bajo hipnosis, se le mostraran a la mujer, de manera gradual, imágenes generadoras de ansiedad, según ésta las vaya aceptando. Unicamente cuando ella sea capaz de imaginar la penetración, estará preparada para ello.
  • Desensibilización mediante el tacto vaginal
    En este método, que también se realiza bajo hipnosis, el médico aconseja a la mujer que introduzca su dedo índice bien lubricado dentro de la vagina, si es capaz de soportarlo introducirá dos, y luego tres. Primero será el médico quien introduzca los suyos, siempre bien lubricados, para enseñarle a la paciente como debe llevar a cabo el tacto vaginal, al mismo tiempo que le enseña a respirar, a relajar el abdomen... Todo esto, se realizará de forma paulatina, según el grado de aceptación de cada mujer, pues para que el éxito este asegurado, el tacto vaginal nunca debe producir dolor. Hasta que la mujer no sea capaz de introducirse un tampón y conservarlo durante 24 horas puesto, o soporte que sea su compañero sexual el que sea el autor del tacto vaginal, no estará preparada para la penetración.
  • El uso de dilatadores vaginales
    En este método, el médico, después de haberle enseñado a la mujer el procedimiento de autohipnosis, le indica a ésta que meta su dedo en la vagina. Luego le proporciona un dilatador de plástico bien lubricado, del mismo tamaño que su dedo, y le indica que se lo introduzca en su cavidad vaginal, y le aconseja a la mujer que se lo lleve a su casa para practicar. Pasados unos días este dilatador será sustituido por uno de mayor tamaño, y así sucesivamente hasta que la mujer logre introducirse un dilatador, siempre bien lubricado, del tamaño semejante al pene del hombre. Llegados a este punto, se recomienda a la mujer que practique el coito con su marido, procurando siempre una buena lubricación en la zona.

 

Sea cual sea el tratamiento utilizado, se aconseja la total ausencia de relaciones sexuales mientras éste dure, pues cada tentativa negativa, induce a una mayor angustia, y por tanto, a la agravación del problema. Por el contrario, es muy aconsejable que la mujer practique contracciones vaginales y anales, el llamado pipí-stop, que harán que la mujer sienta un mayor dominio sobre sus genitales.

Una vez finalizado el tratamiento, cuando la mujer se siente con ganas de intentar el coito, la posición más recomendable es la de Andrómaca, o mujer cabalgante, posición que le permitirá controlar el grado de penetración. Aunque, lógicamente, si ella esta más cómoda en cualquier otra posición, no tiene ninguna importancia, siempre y cuando sea la mujer la que lleve la iniciativa

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